Piel de Gallina
Huevos, silicona, acrílico sobre lienzo.
50 x 60 cm
Piel de Gallina (detalle)
Piel de gallina
Recordamos que se nos pone la piel de gallina como respuesta fisiologica al frio, el miedo, el estremecimiento, y emociones o placeres intensos.
Recordamos que se nos pone la piel de gallina como respuesta fisiologica al frio, el miedo, el estremecimiento, y emociones o placeres intensos.
Para mi esta obra tiene cuatro
lecturas diferentes: una literal, una enigmática, una erótica, y otra ecológica
y en defensa de los derechos de los animales.
La literal: cuando se nos
pone la piel de gallina, en la piel aparecen diminutas protuberancias, y esto
es, simplemente, lo que sugieren los huevos amontonados. En algunos huevos la
silicona tiene una textura que también sugiere la piel de gallina.
La enigmática: el huevo
no es la piel de una gallina, es su huevo. Pero el huevo sugiere la piel: la cáscara
es como una piel, y por debajo de ésta hay incluso un integumento fino y
elástico semejante a una piel también. Y aún más adentro está la misma yema que tiene
una especie de piel que la protege. El huevo tiene tres pieles. Siendo una superficie, la piel sugiere su
opuesto, lo profundo. El huevo es
profundo porque contiene un óvulo, la creación en potencia. Y simultáneamente
el huevo es pura superficie. Esto se inspira en el célebre aforismo de Paul Valéry: Lo más profundo es la piel.
La erótica: se nos puede poner
la piel de gallina cuando experimentamos excitación sexual. Por otro lado, la obra sugiere la
fecundación de una manera gráfica: huevos (óvulos) salpicados por
esperma.
La ecológica: se nos pone
la piel de gallina como respuesta física a ciertos estímulos como un susto, un
estremecimiento, o el frío. En los seres humanos esta reacción es un mecanismo
residual que ya no nos sirve pero que se puede observar en muchos otros
mamíferos como gatos, perros, puerco espines, o la nutria marina. A estos
mamíferos les sirve no solo para mantener el calor, pero también para crear un
aspecto más amenazador en situaciones de peligro, como el que debieron ofrecer
nuestros ancestros con el vello corporal erizado. Para mí, este mecanismo, como
muchos otros, sirve como recordatorio de nuestra relación con los animales.
Este fenómeno se conoce
como ‘horripilación’ por ser producido por un diminuto grupo muscular llamado musculus erector pili, o ‘músculo
horripilante’. Me llamó mucho la atención este vocablo porque evoca lo que
deben sentir las gallinas-máquinas que producen huevos en las fábricas para
nuestro consumo. Es conocido de sobra las condiciones infernales en las que
viven esos animales, y los sellos identificadores que se pueden ver sobre
algunos de los huevos evocan otros infiernos creado por la crueldad humana.
Esta obra está dedicada a
todas las gallinas que sufren para satisfacer nuestro deseo de consumir sus
huevos.
Junio 2012
Junio 2012